Mirando más allá de lo evidente
Vi circular, no hace mucho, por las redes sociales la siguiente imagen:
El mensaje está claro: el autor considera anti periodística la publicación de notas sobre la serie "Al Fondo Hay Sitio" por parte de El Comercio. Aunque debo confesar que, por un momento, me sentí atraído por su propuesta (después de todo, realmente no me gusta dicha serie), tras un breve momento reflexión, y ayudado por los comentarios de algunos astutos usuarios, llegué a la conclusión de que la idea planteada, aunque de buenas intenciones, pecaba por su poca tolerancia frente a los hechos.
HECHO 1: El Perú es un país donde la cultura aún es considerada elitista.
En ese sentido, ¿no resulta inocentón esperar, por ejemplo, que El Comercio se arriesgue a publicar una nota sobre la danza interpretativa de un personaje como Morella Petrozzi? Recordemos, además, que la nota del diario está ubicada en la versión online y en la sección "Espectáculos", donde la oferta peruana se reduce considerablemente (si se evita a la farádula, por lo menos). Debe de haber una que otra, pero si se dedicara exclusivamente a eso, es decir, al tratamiento de noticias sobre temas muy poco conocidos por la mayoría, ¿sería consecuente? Esto, en ningún sentido, es una manera de legitimar o justificar la tal vez baja calidad de la serie en cuestión (solo un experto, como Fernando Vivas, podría decirlo, sino un intento de explicar el motivo por el cual un país como el nuestro no ha dado aún el salto definitivo en materia de educación.
Y entonces viene una serie como "Al Fondo Hay Sitio", light, fresca, entretenida y de poca profundidad. Para un país donde no todos pueden costearse un boleto al "Don Carlo" de Verdi y, aún si pudieran, nadie les ha enseñado correctamente las características de una ópera y los elementos más resaltantes que no debe perder de vista al momento de asisitir a una, una serie light (llamémosla así desde ahora, una categoría en la que podríamos incluir a casi todas las series nacionales y otras tantas extranjeras, léase mexicanas) resulta acaso el único modo de distracción tras una larga jornada de trabajo. O, querido lector, ¿usted desearía, después de haber redactado oficios, sentado ocho horas consecutivas, volver a su casa a desentrañar el significado último de las herméticas metáforas de algún poema de Vallejo? La serie no es el cuco, pues.
HECHO 2: La serie tiene un éxito inopinado.
"Al Fondo Hay Sitio" es la serie con más rating en la historia de la televisión peruana. Claro está que esto no la hace necesariamente superior al resto, pero sí manifiesta el flujo del gusto popular en un determinado período de tiempo. Los actores que en ella participan gozan de cierto consenso en cuanto a la calidad de sus trabajos corresponde (Yvonne Frayssinet es una actriz importante para nuestro país, por citar un ejemplo).
El problema es hasta qué punto una serie light debe ser considerada como la expresión más firme de la producción televisiva nacional o como el bastión de la calidad peruana en materia actoral. Si la serie no es el coco, tampoco debería ser nuestra medalla más lustrada. Sin embargo, y como ya usted notó, taimado lector, nos hemos alejado mucho del tema principal al tratar esta interrogante. Si el problema son aquellos factores que hacen que una serie de bajo peso intelectual sea tan popular, ¿qué tendría que ver la publicación de una nota en el periódico? En otras palabras, para que me entiendan mejor: si el problema es que una serie deliberadamente superficial sea considerada tan importante por la ciudadanía al punto de que un periódico considere lucrativo publicar notas sobre ella, ¿el problema es el periódico? ¡Claro que no! Como diría el tan vilipendiado Arjona: el problema no es que duela, el problema es que me [nos] gusta.
HECHO 3: Intolerancia.
Por intolerancia se entiende lo contrario de tolerancia, y el diccionario dice al respecto de este último vocablo:
2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. (RAE)
La opinión que tienen millones de peruanos acerca de "Al Fondo Hay Sitio" es demasiado muy adelantadora, pero es una opinión y, en consecuencia, no respetarla podría ser una forma de intolerancia, por más que concordamos o, como yo, estemos radicalmente en contra.
Lies that life is black and white /Spoke from my skull. (Bob Dylan)
La vida, como canta Dylan, no está en blanco y negro. Hay matices entre los dos extremos y debemos aprender a asimilarlos.
Entonces cruzarnos de brazos no es una opción. En absoluto. Nuestro objetivo ha de ser, creo yo, forjar una cultura popular, una cultura que sea capaz de construir una conciencia crítica en la mayoría de peruanos. La crítica es el antígeno de la intolerancia, es su forma no virulenta. No para que rechacen "Al Fondo Hay Sitio", quemen su tele y empiecen a aprender latín clásico, sino para que, si lo hacen, sepan por qué lo hacen. Si siguen creyendo que "Al Fondo Hay Sitio" es lo mejor que podríamos crear como país, que lo justifiquen; si deciden buscar alternativas, que sepan que lo hacen en pos de un futuro más brillante para todos. Ni la tele, ni el internet, ni Magaly, ni Reymond Manco, ni Susy Díaz, ni Rául Romero, ni Marco Aurelio Denegri, ni César Vallejo, ni Ribeyro, ni Basade, ni McFrancia (QEPD), ni Pedrito Otiniano, ni Marco Antonio, ni los gemelos de "Amor, amor, amor", ni Peluchín, ni Monique Pardo, ni Angobaldo, ni Brad Pizza, ni Miguel Grau es el problema. Entiendan esto de una vez. El problema es lo que está alrededor de ellos, que no es sino la cultura y la postura nacional frente a esta, y la postura nacional frente a esta parece también ser light, tan light que a veces desespera, y resulta en peligrosas imágenes como la que les presenté el día de hoy. Una mejor televisión será posible solo si una mejor educación es implantada. Esa es la moraleja, más clara que el gringo Karl.
Finalmente, y con respecto al tema de una mejor educación, me gustaría dejarles este video que ofrece una alternativa real a la escuela tradicional, proponiendo un centro de estudios que priorice el debate, la creación de un sistema propio de pensamiento, no basado en meras fechas ni en mnemotecnia, sino en la tolerancia, el respeto y la crítica hacia la realidad que nos circunde. Este tipo de escuelas resulta fundamental para el buen desarrollo de países como el nuestro: gobernados por la ceguera y por la espalda, por aquel personaje del obispo chicheñó que inmortalizara Ricardo Palma allá por el siglo XIX y que aparenta hoy estar más vigente que nunca. Sin más preámbulo:
Un saludo cordial. Sigan creyendo en un Perú mejor.